domingo, 21 de noviembre de 2010

Segundos detenidos

Los relojes no andan.

Cuando estás a la espera,
cuando ansías que corran en pos de algun mensaje,
de una breve señal,
el tiempo se detiene
cruel e inapelable.

Las manecillas lentas te insultan con segundos
que se van dilatando convirtíendose en horas,
en siglos de silencios,
en miedo,
simplemente,

en el terrible miedo de pensar que has llegado
al borde de otra época
que también,
como todas,

ha llegado a su fin.

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