domingo, 9 de febrero de 2014

A veces el pasado deja de ser pasado...





... Y aparece de pronto, caduco y solitario al borde de tus días. Se viste de presente para engañar tu vista y echa atrás los relojes sin moverlos siquiera.

Pero tú reconoces en él esa nostalgia del tiempo que se fue, de lo que no ha pasado, el olor de una época que ya no tiene sitio en tu ritmo del hoy, del ahora, del espacio en el que crees moverte aunque él lo desbarate como volviendo a ti cuando no debería, cuando nadie esperaba siquiera que existiera aún, en ningún sitio.


Casi como una sombra, como un golpe de viento que te lleva a otro sitio, a otra casa, a otra historia, aparece de pronto y te traslada allí, la tierra que no existe, juega con la nostalgia de todo lo perdido e incluso, tú lo sabes, despierta en ti sonrisas porque lo que no fue siempre viene con tintes de sueños y esperanzas.

Pero ya no es pasado porque se ha vuelto hoy y sabes, que ese hoy, guarda tanto pasado que nunca será nuevo. Que no traerá sorpresas porque ya lo has vivido, y aunque no quieras verlo, no esconde el sobresalto que quieres que provoque.

Lo que pasó, pasó, aunque a veces se vista de puedes o posibles.

Lo que se fue, se fue, y aunque a veces regrese, jamás ha de quedarse.