lunes, 22 de noviembre de 2010

Más allá de la calma que da el conocimiento...

de saber que las cosas, no sólo lo tangible,
sino todas las cosas que un buen día sentimos,
la soledad, el llanto, el vacío del alma,
el frío desolado que dejan las verdades,
la pérdida, la espera,
el miedo y el quebranto,
y también la alegría,

decía,

más allá de saberlos y de sabernos tiempo,
verdad cronometrada,
polvo sobre la tierra que seguirá girando
cuando hayamos pasado y muera el sentimiento
que hoy nos acompaña,
cuando todo se vuelva nuevamente distinto,
y dé a luz la mañana otra mañana nueva,
lejana a esta mañana cargada de resacas
y recuerdos de ayer,
más allá de esa calma que aporta lo caduco,
el saberlo caduco,
me agota el desconsuelo de no ser más que tiempo,
de no ser más que hoy, tal como soy hoy mismo.

Mañana seré otro con otras realidades,
olvidaré la pena y el frío que me obligan
a escribir estas líneas. Mataré el sentimiento
que hoy me convierte en vida
y seguiré camino.

Saber de los finales no calma la desdicha
ni hay recuerdo que lata
igual que los presentes.

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